EL PERÚ Y LOS VUELOS DE CONFRATERNIDAD (parte 2)

Los Raids Lima-Bogotá y Lima-Buenos Aires de Armando Revoredo Iglesias
Con la finalidad de ayudar al proceso de reconciliación entre los pueblos de Perú y Colombia, que se recuperaban de los hechos acaecidos en la frontera amazónica entre los meses de setiembre de 1932 y mayo de 1933, el entonces Capitán asimilado del Cuerpo de Aviación del Perú Armando Revoredo Iglesias presentó al presidente de la República, General Oscar Raimundo Benavides, un proyecto para unir en vuelo las ciudades de Lima y Bogotá. Revoredo, médico de profesión quien se había rendido ante los encantos de la aviación desde finales de la década del veinte, insistió ante Benavides en que dicho vuelo serviría para dejar en alto el nombre del estado peruano y a la vez recalcar su vocación pacifista, argumentos que resultaron más que suficientes para Benavides.
Tras recibir la autorización del gobierno Revoredo gestionó ante el Ministerio de Marina y Aviación la asignación de una aeronave del CAP con la cual realizar su proyectado vuelo, recibiendo como respuesta la entrega de un Travelair S-6000B, identificado con matricula CAP T-069, que en aquella fecha prestaba servicio con el 6to Escuadrón de Transporte basado en Pucallpa. La aeronave fue trasladada a los talleres de la Compañía de Aviación del empresario y aviador civil Elmer J. Faucett, ubicados en el aeródromo de Santa Cruz en Miraflores, donde se realizaron en ella trabajos de modificación requeridos a fin de incrementar su autonomía y con ello permitir que esta pudiese completar satisfactoriamente el largo recorrido proyectado.
Completados los preparativos y las modificaciones en su Travelair, Revoredo y el Sub Oficial Mecánico Federico Vera despegaron desde el aeropuerto internacional de Limatambo a las 02:27 del 13 de diciembre de 1935 tomando rumbo noreste, arribando al aeropuerto de “El Techo” de la ciudad de Bogotá tras recorrer más de 2,538km en poco más de 14 horas de vuelo a una velocidad promedio de 165km/h. A su arribo sobre la capital colombiana Revoredo y Vera fueron recibidos por numerosas aeronaves pertenecientes tanto a la Aviación Militar de Colombia como a pilotos civiles. Una vez en tierra, Revoredo y Vera fueron objeto de numerosas atenciones por parte del gobierno colombiano durante su permanencia de diez días en aquel país, tomando parte en numerosas reuniones y agasajos celebrados en su honor durante los cuales el piloto peruano fue condecorado con la Cruz de Boyacá en grado de Comendador, distinguido galardón del estado colombiano. A su retorno a Lima Revoredo fue igualmente recompensado por el gobierno peruano que le otorgó, el 6 de febrero de 1936, la Orden del Sol en grado de Gran Oficial disponiendo su integración al servicio activo del CAP con el grado efectivo de Teniente Comandante.
Poco más de un año y medio después de su celebrado viaje a Bogotá Revoredo inició la planificación de un nuevo vuelo, poniendo esta vez como objetivo la ciudad de Buenos Aires, capital de Argentina. Revoredo nuevamente contó con el apoyo de la Cia de Aviación Faucett S.A., que ofreció al piloto peruano una de sus nuevas aeronaves de pasajeros Stinson-Faucett F.19 para realizar el trayecto. Este aeroplano era un desarrollo concebido por Faucett a partir del Stinson SM-1 y dotado, entre otros detalles, de mayor alcance y capacidad de carga así como de un tren de aterrizaje reforzado. Así, el entonces Teniente Coronel Armando Revoredo Iglesias, en su continua búsqueda de instaurar nuevos records que brindaran laureles a la aviación peruana, presentó su proyecto ante el supremo gobierno, recibiendo la venia del presidente Oscar Raimundo Benavides.
Tras completar las pruebas de vuelo y realizados todos los preparativos para adecuado desarrollo del vuelo, a las 00:22 del 27 de Marzo de 1937 Revoredo despegó a bordo de un Stinson-Faucett F.19 identificado con número de cola 17 y matricula civil peruana OA-BBQ desde el aeropuerto internacional de Limatambo. Tras recorrer una distancia de más de 3,300km durante aproximadamente trece horas de vuelo Revoredo arribó a la ciudad de Buenos Aires sobre la cual efectuó evoluciones para el deleite de la población para luego dirigirse hacia el aeropuerto de “El Palomar” en donde tocó suelo argentino. En dicha ciudad el aviador peruano recibió el agasajo por parte de las autoridades civiles y militares de la Republica Argentina, luego de los cuales Revoredo realizó una breve extensión de su vuelo dirigiéndose a la ciudad de Montevideo, capital de la Republica Oriental del Uruguay, a fin de hacer extensivo a aquel pueblo el saludo del Perú y su gente. Revoredo emprendió el retorno a Lima el 17 de abril, realizando breves paradas en las ciudades de Santiago de Chile y Arequipa en donde pernoctó, arribando a la mañana siguiente al aeropuerto internacional de Limatambo en donde lo aguardaba una gran multitud a fin de celebrar su exitoso vuelo.
Las visitas durante el Primer Congreso Interamericano de Aviación
A principios de setiembre del año 1937 comenzaron a arribar a la ciudad de Lima las delegaciones extranjeras que tomaron parte en el Primer Congreso Interamericano de Aviación, la primera de su tipo llevada a cabo en Latinoamérica y la cual se llevó a cabo en la capital peruana entre los días 15 y el 23 de setiembre de ese mismo año. Entre las numerosas delegaciones participantes destacaban la presencia de las de Estados Unidos e Italia, las cuales llegaron acompañadas de numerosas aeronaves siendo que los EE.UU. se hicieron presentes a través de la dotación de aeronaves de las unidades que componían la dotación del USS Ranger, con un total de 72 entre las cuales los SBU-2 pertenecientes al Scouting Squadron Forty One (SV-41) y Grumman F3F-1 del Fighting Squadron Four (VF-4) los cuales tocaron tierra en el aeropuerto internacional de Limatambo, mientras que por el lado de Italia arribaron a bordo del SS Orazio doce cazas FIAT Cr.32 pertenecientes a la Pattuglia Acrobatica de la Regia Aeronautica. Esta unidad ad hoc estaba compuesta por pilotos del 4to y 6to Stormo, unidades de elite de la fuerza aérea italiana la cual tras su arribo estableció su base de operaciones en la base aérea “Las Palmas” donde pudo contar con el soporte de la Fabrica Caproni allí instalada.
El 23 de setiembre fue la fecha seleccionada para la realización de una serie de actividades con las que se pondría fin al congreso. Estas incluyeron la develación del monumento a Jorge Chávez, el cual había sido donado por la colonia italiana, así como el desfile aéreo por parte de las delegaciones participantes. De este modo, mientras que las aeronaves del Ranger Air Group sobrevolaron el monumento en una masiva formación, la Pattuglia Acrobática realizó una espectacular demostración a cargo de sus dos squadriglias: La Montefiori y la Campoformido –compuesta de cinco aeronaves cada una- cada una de las cuales realizó avezadas piruetas y evoluciones así como demostraciones de pericia que desataron la euforia de la población. Desafortunadamente, culminada su exitosa presentación y mientras aterrizaban en “Las Palmas” dos aeronaves de la Pattuglia sufrieron un accidente al colisionar a tan solo centímetros del suelo, afortunadamente sin dejar pérdidas humanas que lamentar.
La Escuadrilla binacional “Pro Faro de Colon”
En diciembre de 1937 el Perú recibió la visita de una escuadrilla de aeronaves tripuladas por aviadores de los estados de Cuba y República Dominicana, los que llevaban a cabo un vuelo alrededor de Latinoamérica con el objetivo de obtener fondos que serían destinados a la construcción de un faro monumental en la ciudad de Santo Domingo en homenaje al descubridor de las América, Cristóbal Colón. Esta escuadrilla, denominada “Escuadrilla Pro-Faro de Colón” fue organizada gracias a las gestiones realizadas por los presidentes de Cuba y República Dominicana, Federico Laredo Bru y Rafael Trujillo, respectivamente, así como los Jefes del Estado Mayor del Ejército de Cuba Fulgencio Batista, y el jefe de la Marina de Guerra de Cuba Coronel Ángel A. González. La escuadrilla estuvo compuesta por tres Stinson Reliant pertenecientes a las fuerzas armadas de Cuba, bautizados como “La Pinta”, “La Niña” y la “Santa María”, así como un Curtiss Wright CW-19R de la aviación militar de República Dominicana, bautizado con el nombre de “Colón”, las cuales tuvieron como tripulaciones a los siguientes oficiales:
Santa María: Teniente Antonio Menéndez Peláez y Manuel Naranjo.
La Niña: Tte. Feliciano Risetch Amat, Roberto Medina.
La Pinta: Tte. Alfredo Jiménez Alum, Pedro Castillo, Frank de Lugo Viñas (periodista).
Colón: Mayor Frank A. Féliz Miranda, líder de la formación, acompañado del sargento mayor Ernesto Tejada.
Tras visitar las republicas de Venezuela, Trinidad y Tobago, Brasil, Uruguay, Argentina, Chile y Bolivia, el 15 de diciembre el grupo despegó de la ciudad de La Paz con rumbo a la ciudad de Lima, su siguiente parada. Sin embargo, cuando la escuadrilla se hallaba a aproximadamente 300km al sur de dicha ciudad una tormenta de arena –o “Paraca”- causó su dispersión, forzando el aterrizaje de la «Colón» y «La Pinta» en la ciudad de Pisco, mientras que “La Niña” perdió contacto con el resto de aeronaves y solo la «Santa María» continuó normalmente su viaje aterrizando en “Las Palmas” a las 13:20. Al día siguiente y ya con mejor tiempo Jiménez y Feliz despegaron en sus aeronaves en búsqueda de la “La Niña”, sin resultados, dirigiéndose posteriormente hacia Lima, arribando a “Las Palmas” 10:55. Afortunadamente, tras un día y medio de encontrarse desaparecidos y tras conjurar una serie de desperfectos en su equipo de radio, los tripulantes de “La Niña” lograron comunicarse con Lima, informando que la tormenta de arena los había desviado y debido a que contaban con poco combustible se vieron obligados a realizar un aterrizaje en el valle de San Juan, al sur de Lima. Tras reorganizarse en “Las Palmas” el grupo se dirigió a Limatambo, donde –tras realizar sus miembros las actividades programadas en la ciudad de Lima, la Escuadrilla pudo finalmente continuar con su travesía alcanzando la ciudad de Bogotá el 26 de diciembre.
Es necesario mencionar que, el 29 de diciembre tras completar las revisiones técnicas y reabastecer sus aeronaves, la escuadrilla abandonó Bogotá con rumbo a Cali en donde realizaron una parada técnica como paso previo hacia ciudad de Panamá, su próximo destino. Sin embargo, poco después de abandonar esta ciudad el mal tiempo presentó obstáculos a la navegación afectando la visibilidad de los aviadores y causando la dispersión del grupo. Debido a las características del Curtiss que piloteaba el My. Miranda este pudo remontar la tormenta, mientras que las tripulaciones de los tres Stinson, aeronaves de menores prestaciones, decidieron atravesarla sin percatarse que habían entrado en un callejón sin salida en un valle con montañas muy altas localizado en el Valle del Cauca, estrellándose las aeronaves contra una montaña y causando la muerte de sus ocupantes. El My. Miranda, a bordo del “Colón”, no se percató de la tragedia debido al mal tiempo y solo se enteró de la tragedia al arribar a ciudad de Panamá.

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