Alas de la Montaña, parte final.

Nuevo impulso: Los Beavers, Turbo Porters y Twin Otters

    Hacia mediados de los años cincuenta operaban desde Iquitos –como parte del Escuadrón Aéreo N°42- una amalgama de aeronaves tales como los C-46, C-47 y PBY-5 Catalina, todos ellos excedentes de guerra norteamericanos que brindaban el valioso servicio de enlazar la alejada ciudad de Iquitos con la metrópoli. A fin de incrementar la dotación de aeronaves de esta unidad y satisfacer de ese modo la cada vez más grande demanda de transporte en la región amazónica, el estado peruano progresivamente incrementó la flota de hidroaviones de la ahora Fuerza Aérea del Perú, adquiriendo, en 1949, 1964 y 1966, un total de diez DeHavilland DHC-2 Beaver, monomotor de ala alta dotado de flotadores que reemplazó a la plétora de modelos de mediados de los años treinta que, gracias al ingenio peruano, habían logrado mantenerse en operaciones hasta bien entrados los años cincuenta. 

(Foto cortesia Sergio De la Puente)

    Dado el incremento en las necesidades de transporte en la selva y en vista de que la capacidad de carga del Beaver era más bien modesta, el estado peruano dispuso la adquisición, a inicios de 1973, de cuatro DeHavilland DH-6 “Twin Otter” serie 300, hidroaviones de transporte de dos motores y que podían ser equipados aleatoriamente con tren de aterrizaje convencional o flotadores. Estas unidades fueron entregadas el 27 de setiembre de ese mismo año, siendo una de estas unidades asignada de inmediato a cubrir la ruta Yarinacocha-Pucallpa en atención a la demanda generada por las empresas petroleras que explotaban los yacimientos ubicados en la zona.

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Un Beaver y dos Twin Otter en la estación hidronaval de Masisea. (Foto IEHAP)          

    El arribo de las aeronaves de ala giratoria a territorio peruano a inicios de la década de los sesenta trajo notables beneficios a la Amazonia, permitiendo la rápida llegada de suministros a áreas de la selva alejadas de los ríos o en donde estos no presentaban las condiciones mínimas de seguridad para la operación de los hidroaviones. Fueron los Bells, Alouettes y –posteriormente- los Mil soviéticos los encargados de llevar el progreso y esperanza a sectores aun asilados del país, así como permitir el crecimiento económico del mismo al colaborar con la expansión de la industria gasífera y petrolera.

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FAP 644, un Bell 212, levanta un generador durante los trabajos en Trompeteros, a mediados de los setentas. (Foto IEHAP)

    La aviación nuevamente tuvo destacado servicio durante los dos conflictos sostenidos con Ecuador en la segunda mitad del siglo XX, el denominado «Conflicto de Falso Paquisha» en 1981, y el de la Cordillera del Condor, en 1995. En ambos casos las adversas condiciones geográficas hicieron que el apoyo de las aeronaves, tanto para el transporte de tropas y pertrechos militares, como para el apoyo directo de las fuerzas de tierra, fuese fundamental en el devenir de ambos conflictos. Lamentablemente, durante las centenares de salidas efectuadas por aeronaves de la Fuerza Aérea del Perú en el Conflicto del Cenepa valerosos hombres ofrendaron sus vidas en resguardo de la integridad territorial del país.

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Mi-25 Hind D de la FAP durante el conflicto de 1995. (Foto IEHAP)

    Finalmente, a mediados del año 2010 el gobierno peruano dio un importante paso en mantener su compromiso con la región amazónica al adquirir doce DeHavilland DH-6 “Twin Otter” serie 400, última versión de esta excelente aeronave, el primero de los cuales fue entregado al gobierno peruano a mediados del 2011. Estas aeronaves progresivamente reemplazarán a modelos más antiguos adquiridos décadas atrás y que –por antigüedad y desgaste- fueron progresivamente causando baja en el inventario del GA 42, asegurando de ese modo la continuidad del servicio aéreo en el oriente y de ese modo la presencia del estado peruano sobre los cielos de su vasto territorio amazónico en el futuro inmediato.

 

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